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Un verdugo llamado “El Bolo, El Loco y El Boricua”

 

Por Rafael G. Santana

En el mes de septiembre la Dirección Central Anti-Narcóticos (DICAN) de la policía activo a un grupo de coroneles, oficiales superiores y oficiales para ubicar a un extranjero prófugo de las autoridades de Puerto Rico.


 

El general Nelson Rosario Guerrero, director de la DICAN personalmente se puso al frente de la investigación. Todo este proceso culminó con el apresamiento de Miguel Rivera Díaz conocido en el mundo de tráfico de drogas narcóticas en Puerto Rico como “El Bolo y El Loco”.  Aquí en la República Dominicana les decían “El Boricua” un elemento desconocido, de un bajo perfil y jefe de una organización narco delincuente criminal con base de operaciones en nuestro país, Ponce y Guaynabo en la isla del Encanto.

 

Para sus actividades en el país usaba dos nombres: Miguel Rivera Díaz y José Gregorio Matos Reyes y el número de cédula de identidad y electoral 001-1865855-8.

 

Una declaración bastante documentada de la DICAN describe a “El Bolo, El Loco y El Boricua” de la siguiente  manera “el traficante Miguel Rivera Díaz, tenía un bajo perfil para encubrir sus actividades:  vivía en sectores marinados, no hacía ostentación de riquezas, no visitaba restaurantes de lujo, se recortaba el pelo en barberías de los barrios, utilizaba una pasola y una camioneta vieja distribuidora de gas a domicilio para transportarse y sus mujeres no eran del medio social (mega Divas) y no hacia nada que llamara la atención.”

 

El lugar donde se escondía cuando decidía salir usaba la pásola y la camioneta vieja de venta de gas y una vez estaba fuera de la zona de donde residía cambiaba de vehículos, algunos de ellos de lujo o jeepetas que pertenecían a “supuestos amigos”.

 

Las andazas de Rivera Díaz pasaban sin hacer ruido ni llamar la atención. El Servicio Federal de Alguaciles: Los Marchalls; la DEA y el FBI coordinaron la operación “Mangosta Borinquen I “con la participación determinante de la DICAN.


El vocero del Servicio de Alguaciles de Puerto Rico, en una declaración a raíz de salir a relucir varios asesinatos, torturas e incluyendo la quema de una pareja viva llamó la atención de que el prófugo Rivera Díaz “era un hombre violento, muy peligro y que utiliza armas de fuego en cualquier momento”.

 

El señor Escobar dijo que “Rivera presuntamente ha distribuido al menos 2, 500 kilos de cocaína en las calles de Puerto Rico, hasta ahora por un valor de 40 millones de dólares. También enfrenta cargos en varios asesinatos que datan de 1998”.

 

Una historia publicada por Magazine News relata lo siguiente: “Miguel Rivera Díaz alias “Bolo” según fuentes  todavía después de permanecer en la lista de los más buscados es el suplidor de cocaína más poderoso en Puerto Rico y Santo Domingo, según fuentes de Xposed. Este sujeto tiene millones de dólares en propiedades en todo Puerto Rico y Santo Domingo, desde donde viaja a Puerto Rico a través de una lancha privada y jet privado, según se dice después de el asesinato de su hermano Angelito, quién administraba varios puntos de drogas, varios de ellos rentados “Bolo” llegó Puerto rico para darle las condolencias a su familia pero “Bolo´¨” no llegó solo, se dice que llegó con un grupo de guarda espaldas posiblemente dominicanos, quienes lo protegen”.

 

Sigue diciendo Magazine News “ Bolo entra a PR en lancha: Angelito el hermano de Bolo era la persona designada para recoger el dinero de el punto de droga en Jardines y otros se dice que Angelito estaba pensando en retirarse de ese mundo pero lo que sorprendió a muchos amigos de Angelito fue cuando este ordenó el asesinato y que quemaran vivos a una pareja algo que angelito no guardó en secreto y de lo que roncaba era ese asesinato aunque Bolo también se había calentado sestear (vigilar) un dominicano que asesinado en un tumbe de  drogas”.  La quema viva de esta pareja demuestra la crueldad de la organización de Miguel y Angelito Rivera Díaz.

 

Ciertamente, la DICAN y el equipo que apresó a Bolo en busca del micro de trafico de drogas (los puntos) encontró a la macro, un peje bastante gordo del narcotráfico internacional.  Es un gran logro que merece un reconocimiento de la sociedad, en particular de la jefatura de la policía que debería gestionar ascensos de los oficiales que durante tres meses sin descansar día, tarde y noche estaban detrás de Bolo hasta apresarlo y enviarlo extraditado a Puerto Rico.

 

El ascensos de estos oficiales que tuvieron todo el tiempo bajo la mirilla a Bolo es un acto de reconocimiento y de justicia; estoy seguro que el presidente Leonel Fernández Reyna lo aprobará una vez el Mayor General José Armando Polanco Gómez, jefe de la policía se lo solicite.

 

Felicitamos a la jefatura de la policía y la DICAN  por el golpear contundente al micro y macro del narcotráfico.

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