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La lesión de Cousins cambia el mercado, los playoffs y su futuro

(AS) – Cualquier lesión grave de un deportista es un asco. Pero algunas más que otras. Por ejemplo, la de DeMarcus Cousins. Como recordaba esta mañana Tom Ziller, “el mejor jugador de la historia de la NBA que jamás ha disputado un partido de playoffs”. Eso estaba a unos meses de cambiar, en la octava temporada como profesional de un jugador que, además, va a ser agente libre no restringido por primera vez este verano.

El timing es absolutamente cruel: DeMarcus (con un robo, un 2+1 tras rebote de ataque y varias acciones más decisivas en el tramo final del que fue su tercer, y último, triple-doble de la temporada) se lesionó peleando una bola a falta de diez segundos para el final de otro puñetazo en la mesa de sus Pelicans: triunfo ante los Rockets, poco después del logrado en Boston. Ocho en diez partidos, 27-21, más cerca del cuarto puesto (factor cancha en primera ronda) que del noveno (fuera de playoffs). Los Pelicans eran hasta esta noche un equipo en crecida, que estaba descodificando su arsenal y que estaba a punto de recuperar a Solomon Hill, que ahora tendrá un rol todavía más importante como cuatro abierto con Anthony Davis (suponemos) jugando mucho de cinco. Las lesiones de Hill, Rondo o el rookie Frank Jackson no facilitaron los primeros pasos de un equipo en año de make or break. Y de momento era make: DeMarcus y Anthony Davis eran los únicos jugadores además de Giannis Antetokoumpo en al menos 25 puntos y 10 rebotes de promedio. Y Jrue Holiday, aunque una vez más se haya hablado muy poco de él, estaba jugando al mejor nivel de una carrera en la que hay muchas lesiones y un all star.

Poco a poco, eran más los artículos que hablaban del potencial de estos particulares Pelicans (unas torres gemelas a priori fuera de época) que de dónde acabaría jugando Cousins y cuándo (febrero, junio…) y de cómo y en qué momento comenzaría la cuenta atrás de Anthony Davis (acaba contrato en 2020) en el equipo que le drafteó en 2012. Todo iba bien, Cousins y Davis iban a ser titulares en el All Star Game y los Pelicans buscaban tiro exterior en un mercado al que miraban como compradores y no como vendedores. Los agoreros que pronosticaron borrasca cuando se consumó el traspaso de Cousins en plano All Star 2017 (en Nueva Orleans, precisamente) guardaban silencio. Make, not break.

Y DeMarcus estaba espantando su pesada leyenda negra. Con números de verdad mientras los Kings viajan en la cola del Oeste: lo disfuncional era la franquicia, no su estrella. Jugando (36,3 minutos) más que nunca y en sus mejores números en asistencias y rebotes, Cousins ha promediado en 48 partidos 25,2 puntos, 12,9 rebotes, 5,4 asistencias, 1,6 robos y 1,6 tapones. Para poner perspectiva (gracias a datos de ESPN), es el primer jugador que promedia en una temporada 25+12+5+1,5+1,5 en toda la historia. Y el quinto en los últimos 50 años en 25+12+5. Los otros cuatro (Kareem Abdul-Jabbar, Larry Bird, Charles Barkley y Russell Westbrook) fueron MVP con esos números.

A DeMarcus le espera ahora una recuperación que pondrá a prueba su actual estado de madurez. Su lesión en el talón de Aquiles no es habitual en pívots, y según un estudio de Kevin Pelton, solo cuatro de los 18 jugadores que han pasado por este problema desde 1990, y que jugaron al menos 250 minutos la siguiente temporada, han regresado con números iguales o mejores que los que tenían antes de la lesión. Estadísticamente, el efecto de esta baja es solo ligeramente menos pronunciado que el de las temidas roturas de ligamento en las rodillas. DeMarcus: camino de los 28 años, más de 120 kilos de peso, ocho temporadas en la NBA.

Mal timing deportivo, pésimo timing financiero. DeMarcus iba a firmar un contrato máximo en verano, 175×5 en NOLA o 130×4 en otra parte. El año pasado, antes de ser traspasado, dijo públicamente que quería firmar la extensión como designated player en los Kings. No llegó y ahora habrá que ver si las ofertas son tan monstruosas que habrían sido de no mediar esta lesión en el peor momento. En su mejor momento.

Los Pelicans, que según el BPI de ESPN tenían un 89% de opciones de estar en playoffs antes de que se conociera la gravedad del percance, tendrán que enhebrar un futuro que cambia de rumbo ahora y en el que no hay más opción que hacer un equipo de potencial ganador para evitar la fuga a medio plazo de Anthony Davis. Si algún equipo quería a Cousins en febrero, la opción (obviamente) ha desaparecido. Si Clippers y Jazz tenían la tentación de vender para reconstruir, quizá ahora miren con otros ojos al octavo puesto del Oeste y modifiquen su política de mercadom, lo que puede tener consecuencias en la carrera por el anillo si es que los Warriors dejan siquiera que haya carrera. Los Lakers o los Mavericks ya saben cuál será el riesgo para lanzar muchos millones a la mesa de Cousins en julio. Y los Pelicans tendrán que aprender a jugar sin un jugador que daba junto a Davis una serie de variantes que estaban siendo exprimidas al máximo por Alvin Gentry: el equipo solo ha jugado 352 posesiones esta temporada sin ninguna de sus dos torres en pista. No ha terminado su temporada ni se han esfumado sus opciones de playoffs, pero sí seguramente las de ser un peligro de primera magnitud en abril. Y en eso estaban antes de la llegada de una lesión que, en su peor formato, cambia carreras para siempre. Así que pierden ellos y perdemos todos porque, en definitiva, la NBA es un lugar peor sin Boogey.