Por: Rafael G. Santana
No hay duda que el Mayor General Manuel E. Castro Castillo realiza una buena labor en la jefatura de la Policía Nacional.
No hay duda que en su gestión se le ha dado en la madre al crimen organizado enquistado en estructura de mando dentro de esa institución vinculada a redes nacionales e internacionales de tráfico de drogas, lavado y sicariato.
No hay duda que en función del trabajo realizado se viene reduciendo los atracos, asesinatos y los actos delictivos generados por el micro tráfico y en delito transnacional.
No hay duda que en la comandancia del Mayor Castro Castillo se sometieron a la justicia a más de 15 mil delincuentes.
No hay duda que los encuentros con los lideres comunitarios, las iglesias, clubes deportivos y culturales y los sectores organizados de la sociedad encajan en la política social del presidente de la República Danilo Medina, de escuchar y resolver los problemas de los diferentes sectores que inter actúan en la sociedad.
No hay duda que está en marcha un proceso de saneamiento moral de la policía, y tecnificación que permita la transparencia dándole una respuesta a los casos que se representen.
No hay duda de que poco a poco se recupera la credibilidad de la policía.
No hay duda el respaldo que le viene dando el presidente de la República a la policía supliéndole equipos tecnológicos, camionetas, camiones, motores y todo lo que se necesita para tener una institución enmarcada en el respeto de los derechos ciudadanos.
No hay duda del, interés que muestra el jefe de la policía y su equipo en garantizar el orden y la paz que demanda el pueblo.
No hay duda se necesita ir consolidando el trabajo policial con base a la inteligencia que permita golpear a los delincuentes sin menoscabo de la autoridad garantizando la seguridad ciudadana.
No hay duda de estamos frente a una delincuencia desafiante amparada en la impunidad generada por un Código Penal garantista.
No hay duda que en efecto preocupa como los delincuentes son puestos en libertad por los tribunales sin importarle a algunos fiscales y jueces que estos vuelvan a las calles a delinquir.
No hay duda que estamos frente una problemática compleja donde la delincuencia avanza llevándose de encuentro a los ciudadanos y ciudadanas decentes.
El pastor Martín Niemoller, de la iglesia evangélica llama la atención de lo peligroso que es la indiferencia social explicando lo siguiente. Cuando los nazis vinieron por los comunistas, me quede callado, yo no era comunista. Cuando encerraron a los social demócratas, permanecí en silencio porque yo no era social demócrata. Cuando llegaron por los sindicalistas, no dije nada, yo no era sindicalista. Cuando vinieron por lo judíos, no pronuncié palabra, yo no era judío. Cuando vinieron por mí, no quedaba nadie para decir algo.
No hay duda que este es un mensaje para los que no hacen nada para combatir la delincuencia porque esta no le afecta y cuando esta le llega a sus casas salen desesperados a llorar como niños y niñas.
Urge que se haga conciencia de la necesidad de combatir la delincuencia porque esta es una responsabilidad compartida de todos y todas.
De eso no haya duda.