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Análisis: Samsung Galaxy S9

Cortesia de: Gizmodo

Hay varias cosas que quedan inmediatamente claras la primera vez que sostienes un Galaxy S9 en la mano. La primera es que se siente extremadamente similar a un Galaxy S8, la segunda es que con todo las diferencias son evidentes y superiores; la tercera es que estás, otra vez, ante el mejor Android que (de momento) puedes comprar.

Qué es

Es el nuevo el terminal insignia de Samsung, su caballo de batalla hasta que, previsiblemente, lancen el siguiente Note en otoño. El saber hacer de Samsung en telefonía móvil de todos estos años está condensado en un único dispositivo, y lo ha acompañado de las últimas prestaciones en hardware y en software.

A saber: corre Android 8 Oreo, con un Snapdragon 845 como procesador, 6 GB de RAM (4 si hablamos del modelo más pequeño) y una enorme pantalla de 6,2 pulgadas en el S9+ y 5,8 en el S9. La resolución es 2960 x 1440 para ambos casos en un panel Super AMOLED y la batería de 3500 mAh, no extraíble.

La cámara trasera es de 12 megapíxeles con apertura entre f/1.5 y f/2.4 (automático según la luminosidad, pero también se puede ajustar manualmente), mientras que la frontal es de 8. La trasera tiene, en el caso del S9+, otra secundaria de 12 megapíxeles, un teleobjetivo que consigue un zoom 2x. Es capaz de grabar a 960 fps y se acompaña de altavoces estéreo, puerto de auriculares y ranura para microSD (hasta 400 GB) con resistencia al agua y al polvo IP68. Mide 158.1 x 73.8 x 8.5 mm y pesa 189 gramos.

Por qué importa

En un mundo en el que las innovaciones en smartphones han alcanzado una inevitable meseta, la mayoría de fabricantes compiten con pequeños aderezos, pequeñas funcionalidades aquí y allá para intentar llamar la atención por encima del resto. El Galaxy S9 no está libre de pecado, pero en lugar de aspirar a revolucionar el mercado con algún tipo de novedad disruptiva, en su caso el enfoque particular parece estar en examinar con cuidado el ya de por sí excelente Galaxy S8 y mejorarlo dejando aparte todo lo que no funciona.

El resultado, aunque adelanto que no es perfecto (nunca lo es), da como resultado un terminal muy equilibrado, que no arriesga locamente pero que gana con la tranquilidad cómoda de quien se sabe el mejor. Los Galaxy S han sido durante muchos años los reyes de Android, y aunque la competencia aprieta más que nunca, el S9 llega para consolidar ese dominio.

Usando el Galaxy S9: más de lo mismo, pero mejor

Hay muy pocas diferencias entre usar un Galaxy S8 y un Galaxy S9, aunque algunas de ellas acaben importando. Desde fuera, al sostener ambos terminales de frente en la mano, a primera vista lo único que lo delata en mi caso es el color. Estoy convencido de que si fuese el mismo en ambos casos sería incapaz de apreciar las diferencias a menos que les diese la vuelta.

El nuevo sensor de huellas dactilares e Intelligent Scan: ¡combo!

Es en la parte de detrás donde aparecen dos de las primeras grandes novedades del S9. La que más llama la atención, en el caso del S9+, es la doble cámara trasera que permite realizar retratos y añade un zoom óptico 2x a la cámara. Justo debajo de ambas se encuentra el sensor de huellas dactilares, que en el caso del S8 estaba situado justo a un lado y se convirtió en uno de los fallos más criticados e irritantes del teléfono.

Al estar situado en esa posición extraña, era frecuente tocar la cámara al intentar poner el dedo en el sensor, teniendo que estar limpiándola prácticamente cada vez que querías hacer una foto para evitar los manchurrones. La ubicación en el S9 tampoco me parece perfecta, porque lo ideal va a ser siempre en la parte frontal, pero desde luego el dedo descansa ahora de manera mucho más natural en el lugar correcto y no hay que andar haciendo ningún tipo de contorsionismo con la mano.

¿La realidad? En mi caso la nueva ubicación del sensor tampoco ha acabado importanto tanto porque la opción de desbloqueo que tengo activada por defecto es Intelligent Scan, una función de reconocimiento biométrico que combina el reconocimiento facial de la cámara frontal con el lector de iris integrado. Es, en efecto, muy parecido a lo que hace Apple con el iPhone X y FaceID, pero por desgracia el resultado es mucho más tosco.

No solo porque funciona peor (diría que me reconoce solo un… 70% de las veces, a ojo) sino porque es también más inseguro. Nótese que hay una diferencia notable entre que algo sea inseguro, en general, y que algo sea más inseguro. Es decir, es poco probable que alguien consiga burlar la seguridad del teléfono con una foto tuya, pero quizá sí con un método algo más avanzado. El hecho de que no puedas usarlo con Samsung Pay, por ejemplo, ya da una idea de hasta qué punto la propia Samsung confía en su sistema. Es cómodo y funciona, pero hasta ahí llegan las bondades.

Como punto negativo extra, cada vez que el sistema entra en funcionamiento un enorme punto rojo correspondiente al lector de iris infrarrojo aparece en la barra de sensores. No es un fallo grave, de nuevo, pero sí una muestra más de que el sistema no está todo lo pulido que debería. Si quieres un sistema efectivo al 100% y lo más invisible posible a tu experiencia de usuario, escoge el lector de huellas.

Rendimiento: esto vuela.

Sin entrar en benchmarks ni tecnicismos, es complicado medir hasta qué punto un teléfono se siente “veloz” en las manos. A menudo porque suele ser una mezcla de sensaciones conjuntas: esa animación que cargó de manera fluida e impecable, la respuesta de la pantalla al input de tus dedos… en el caso del Galaxy S9, todo eso se reúne de manera soberbia, cortesía del Snapdragon 845, para otorgar una experiencia de usuario impecable. Podría perderme párrafos hablando de diferentes benchmarks y comparativas, pero la realidad es que hasta ahora tengo poca o ninguna queja sobre cómo responde el teléfono.

Mis principales dudas llegan con relación a la duración de la batería. Aunque no sabría decir cuanto, me parece innegable que es mejor que la del Galaxy S8+, pero no me parece superior a la de otros terminales como el Google Pixel 2XL, sobre todo, o a la del iPhone X, en menor medida. No es una batería mala, en el sentido estricto del término, no va a dejarte tirado a las pocas horas de uso, pero tras una semana con el teléfono diría que anda ligeramente por detrás con respecto a la competencia. Las comparaciones son odiosas, pero necesarias.

Pantalla: aquí no hay notch

El análisis de un teléfono de Samsung no es el lugar para discutir hasta qué punto es acertada o no la estrategia de Apple con la famosa “ceja” o “notch” del iPhone X, pero una cosa sí es segura: un buen puñado de fabricantes de Android, Asus entre ellos, se han dedicado a seguirla como borregos. Es de agradecer que no haya sido el caso de Samsung con el Galaxy S9, especialmente porque en el pasado no ha tenido reparos en copiar, o asimilar, las novedades más destacadas del último modelo de iPhone (y los AR Emoji no están ahí accidentalmente, después de todo). El diseño del teléfono es precioso por mérito propio.

Otro detalle: Samsung proclama que los “negros son más negros” en la pantalla del S9, y después de compararlo lado a lado con el S8 la verdad es que parece cierto. No es algo que se note en todas las situaciones pero que sí se agradece con determinadas interfaces (hola, Netflix) y al reproducir determinados contenidos.

El Galaxy S9 es además el primer Galaxy con altavoces estéreo y aunque no va a servirte como sustituto de un altavoz bluetooth portátil, por ejemplo, porque la calidad nunca será la misma, el cambio en la calidad del sonido entre el modelo anterior y este es abismal.

Los AR Emoji: sí, pero no.

Hola, esta noche estaré en tus pesadillas

Los AR Emoji están ahí en parte para justificar y ejemplificar el añadido de Intelligent Scan y en parte como una clara respuesta a los animoji de Apple. El resultado es… complicado. Creo que sería injusto decir que son malos, o que no sirven para nada, porque en el fondo no son más que un refinamiento de la fórmula presente en las famosas máscaras de Snapchat e Instagram Direct, pero el resultado es tan surrealista y horrendo en la mayor parte de los casos que dudo que los use más allá del propósito de esta reseña.

Cometí el error, de hecho, de subir algunos de los que genera a partir de tu propia cara y compartirlos en mi grupo de amigos de Telegram. Tras las carcajadas de rigor, he sido objeto de memes y escarnio durante una semana así que, si la consecuencia más directa de la última funcionalidad de un teléfono móvil es esa, quizá no debería estar ahí en primer lugar. No tengo nada en contra de la tecnología en sí que mueve los AR emoji, creo que funciona decentemente, pero los resultados que genera son tan horrendos que es mejor olvidarla, por ahora.

Siguiendo con la comparación con los animoji de Apple, Samsung sí ha hecho bien dos cosas. La primera es incluir la funcionalidad directamente en la aplicación de la cámara. En el otro caso, estos están semienterrados dentro de un apartado concreto de mensajes, y eso provoca que los use muchísimo menos. La segunda es que compartir los animoji con uno mismo es también un engorro, pero en el caso del Galaxy S9 eso ocurre de manera prácticamente natural, porque los guarda en la galería.

Además de los animoji, Samsung también ha incluido Bixby directamente en la cámara, con una función que permite escanear el entorno y aportar información relevante. Por ejemplo, permite apuntar con la cámara directamente a comida para que te devuelva el valor calórico de la misma, o a unas zapatillas para averiguar su marca y su precio. En mi caso, los resultados han sido mediocres en el mejor de los casos, por no decir que apenas ha acertado. Confundió una mandarina con una naranja, (esto es más o menos comprensible), un libro de Harry Potter con un avión (?) y… un iPhone X con un espejo. O con un frigorífico de platino, no estaba del todo seguro.

Incluye también un lector de etiquetas de vino, similar a lo que hace la excelente app de Vivino, que funciona moderadamente bien, un lector de QR, y la estrella: un traductor automático que cambia el texto de carteles con realidad aumentada. ¿Funciona? Bueno, más o menos, no va a hacerte una traducción extraordinariamente precisa pero sí va a servir para que te hagas una idea en el 90% de los casos. En mi caso mis resultados se parecieron mucho a esto:

The book green

Si estás en un país extranjero y lees algo así, es verdad que la traducción no es perfecta, pero va a servirte para hacerte una idea en la mayoría de los casos.

La cámara: esto es genial, con un pero

La cámara suele ser uno de los motivos de compra de un móvil y, como cada año, Samsung ha echado el resto aquí. La principal novedad, aparte de ser doble, es que incluye una apertura máxima de f/1.5 que solo se activa automáticamente, ojo, en condiciones de baja luminosidad. Dicho de otro modo, el teléfono va a disparar casi siempre en f/2.4 pero si necesita ese empujoncito extra va a cambiar hasta 1.5 para capturar hasta la última gota de luz. Aquí un buen ejemplo:

Aunque se debe ampliar la foto para apreciar todos los detalles, a simple vista está claro que el Galaxy S9+ ha conseguido una foto más luminosa y con menos ruido. Sucede algo parecido, aunque es más tenue, con esta foto de Nueva York.

La cámara lenta a 960 fps es otra de las funcionalidades estrella del Galaxy S9. Funciona bastante bien, pero hay que tener en cuenta que en realidad se trata de vídeo capturado con una velocidad de obturación de 1/960 así que despídete de hacerlo si no tienes buena luz. El proceso implica además colocar el objeto en movimiento en un área determinada dentro de la pantalla que se “activa” cuando detecta movimiento así que cogerle el truco requiere un poco de práctica. Buena función, mala optimización e integración.

¿Merece la pena?

Sí.: Si lo que estás buscando es un terminal Android de gama alta y estás dispuesto a perdonarle sus errores, el Galaxy S9 es el mejor teléfono Android ahora mismo. Tienes competencia cercana, y merecedora de evaluación, en el iPhone X y en el Google Pixel 2XL, pero lo de Samsung es una apuesta segura.

Si lo quieres para ya mismo, es probable que te merezca la pena tener en cuenta que el P20 se espera para finales de este mismo mes de marzo 2018 y, una vez se conozcan todos los detalles, quizá te interese esperar y realizar una evaluación entre ambos más sosegada.

Aunque siempre sea un título temporal y no pasará mucho tiempo antes de que podamos decirlo de nuevo, por su cámara, su diseño y su pantalla, el Galaxy S9 es posiblemente el mejor teléfono con Android que hayamos probado nunca. Lástima de software.