Por Rafael G. Santana
Usando su estilo peculiar de expresarse el senador Wilton Guerrero calificó a la Policía Nacional de ser una letrina.
Me parece que al distinguido senador le faltó algo y es, decir que no todos los policías hombres y mujeres son corruptos, abusadores y sirven a los intereses oscuros de la Nación. También, que en la policía hay personas honradas y honorables que trabajan sin descanso para garantizar la seguridad, la paz y proteger a los ciudadanos.
Le faltó decir que el jefe de la Policía Nacional Mayor Manuel E. Castro Castillo, es una persona seria que realiza esfuerzos extraordinarios para adecentar moral y físicamente esa institución donde innegablemente existen algunos que que califican para llamarlos letrinas.
La pestilencia de la letrina no solamente se siente en ese sector permeado y podrido de la uniformada, sino que su olor nauseabundo afecta a toda la sociedad.
Entre nosotros los periodistas, los legisladores, sindicalistas, empresarios, médicos, ingenieros, gente de a pie, campesinos, los trabajadores, guardias, marinos, Fuerza Aérea, sacerdotes, religiosos y los estamentos de la sociedad existen esas letrinas.
Creo que el senador Guerrero es un hombre serio, un luchador por las mejores causas de la Patria, alumno distinguido del profesor Juan Bosch, y un dirigente político firme frente al combate del narcotráfico, la corrupción y el crimen organizado generalizó su declaración e involuntariamente no hizo la distinción entre los malos policías y los buenos que son la mayoría, gente buena, honrada y trabajadora.
El senador Guerrero es un revolucionario de los pies a la cabeza y en función de eso es crítico y autocritico, por lo que debe emendar este error.
Conozco a Wilton Guerrero y al Mayor
General Castro Castillo, dos titanes de la moralidad, el combate contra el narcotráfico y el crimen organizado, quienes deben unirse cada día más para lograr la policía que demanda el pueblo y que se merece.