Por Rafael G. Santana
La senadora Cristina Lizardo, es una mujer químicamente honesta.
En la presidencia del Senado de la República viene demostrando madurez, equilibrio y responsabilidad a la hora de asumir posiciones.
Su sensibilidad social y humanista guía su accionar.
Los que conspiran para asesinarla moralmente recurren a la mentira.
Su trabajo está ahí valorado positivamente por los diferentes sectores de la sociedad y eso molesta.
Pierden su tiempo quienes tratan de impedir a toda costa que logre su victoria en las elecciones.
El tiempo testigo mudo de la historia se encargará de sepultar a los francotiradores insensatos que no admiten que una mujer logre alcanzar los peldaños donde se encuentra.
Senadora Cristina Lizardo, no le pare bola a eso que son vientos que no tumban cocos y los lodos que arrastran se encargan de fulminarlos moralmente.
Los mediocres son así: taimados y traidores.
Lo que está en juego en este momento es lograr la meta deseada y esa meta está marcada con la victoria de Cristina, una mujer de estos tiempos enclavada en el corazón del pueblo. Cada voto de Cristina, es un voto duro y confiable que garantiza la elección del presidente Danilo Medina.
El que venga atrás que aré: Recojan que viene Danilo y Cristina.
Adelante.