Carmen Caridad Hichez Pinin amaba la naturaleza conservando su belleza.
Cuando entraba cada sábado a la casa que construyó block a block de inmediato abría el portón se dirigía a observar las orquídeas, las bromelias, y las plantas, era como si el mundo se abriera para darle paso a la alegría porque era una mujer solidaria de grandes horizontes que compartir con los niños pobres y descalzos que vestían ropa sucia.
Pinin dame algo, Pinin tengo hambre Pinin te quiero. No era para menos porque los días de reyes reunía a los niños para darle salchicha, dulces navideños, ropa y juguetes. Todo esto Pinin lo comprobaba con su dinero y los aportes de sus amigas, en particular la amiga de siempre Cristina y su hija Nati.
Recientemente, Nati, Bebe uno de sus hermanos y Churchill nos llevamos una sorpresa muy agradable porque el jardín estaba lleno de la brome lías rojas sembradas por Pinin a los alredores de las matas de coco, naranja, mango, guayaba, tamarindo, manzana de oro y las plantas que adornan el jardín sembrado y cuidado por esta mujer extraordinaria que a pesar de ser la hija menor de Doña Vitalina Hichez, era el eje de la familia que lo movía todo.
Las bromelías de Pinin están ahí en su jardín vigilante para que la maldad de algunos seres despreciables, y egoístas que dicen ser sus primos no mancillen su memoria.
Pinin, mí amada y querida esposa estará siempre presente más allá del tiempo, a pesar de la cobardía de los que a la mala con asechanza y alevosía pretenden despojarla de su legitima propiedad que luego de su muerte pertenece a sus hijas Loren, Laigodives, Souny y Jhousa. Estos cobardes en vida no se atrevían a intentar violentar su espacio porque sabían de su coraje. Les marchan ahora cuando ya no puede defenderse.