Por Rafael G. Santana
El Congreso Nacional aprobó la ley que declara el 9 de Febrero como “Día Nacional de la Solidaridad Estudiantil”.
Esta iniciativa legislativa fue acogida por el presidente del Senado Reinaldo Pared Pérez, que el pasado año (2011) en el acto de recordación del ametrallamiento a los estudiantes frente al Palacio Nacional el 9 de Febrero del 1966 se comprometió a hacer una realidad esta ley elaborada por el Comité Permanente 9 de Febrero del 1966.
Todos los senadores respaldaron unánimemente este proyecto de ley.Igualmente, los diputados que hicieron algunas correcciones de estilo y redacción (algunas comas y puntos). Todo estaba planificado para que este año dicha ley tuviera en vigencia. Ahora nuevamente regresa al senado por la revisión de la Cámara de Diputados que por un asunto de la terminación de la legislatura no estará lista. A pesar de este inconveniente que se pudo obviar la ley será aprobada. De todo modo, es un paso de avance que se envié al Senado donde no tengo la menor duda que el senador Pared Pérez presidente del hemiciclo hará todo lo posible para su aprobación.
Tal como expresa el primer considerando de la ley “el movimiento estudiantil dominicano ha sido parte esencial del desarrollo y consolidación de nuestro proceso democrático: protagonista, en diferentes escenarios, de acontecimientos que contribuyeron a consolidar la lucha por la libertad, la soberanía y la democracia en el país, sellando con la sangre de centenares de mártires y con la vida de muchos de ellos, la institucionalidad que hoy vivimos”.
Resalta otro considerando que “el capítulo más violento de estas jornadas estudiantiles fue el ocurrido el 9 de febrero de 1966, cuando estudiantes universitarios y del bachillerato fueron agredidos con armas de fuego, frente al Palacio Nacional, por el hecho de reclamar un mayor presupuesto para la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y la salida definitiva de las tropas norteamericanas de suelo dominicano, quienes mantenían intervenido el país, a raíz de la guerra de abril de 1965”.
Precisando el quinto considerando “en ese episodio cayeron abatidos los estudiantes Antonio Santos Méndez, Miguel Tolentino, Luís Jiménez Mella y Amelia Ricart Calventi, y heridos de gravedad, Brunilda Amaral y Tony Pérez, quienes sufrieron lesiones permanentes que los llevaron a cambiar sus pies por sillas de ruedas”.
El Congreso Nacional, en nombre de la República ha dado la siguiente ley: “se declara el 9 de febrero de cada año “Día Nacional de la Solidaridad Estudiantil”.
Artículo Dos (2) actividades conmemorativas, Los Ministerios de Educación, de Cultura y de la juventud deben realizar actividades, dentro de su competencia, tendentes a fomentar el recuerdo y conocimiento de estos históricos acontecimientos ocurridos. Asimismo, la Comisión Permanente de Efemérides Patrias (CPEP) debe realizar actividades conmemorativas a la fecha, impartiendo conferencias y seminarios en el país, y depositar una ofrenda floral cada año en el lugar que ocurrieron los hechos, con la presencia de autoridades del país y otras personas que considere”.
Artículo 3.- Colocación de Tarja, Se dispone que el Ministerio de Educación coloque una tarja en la calle doctor Báez esquina Calle Moisés García, lugar donde ocurrieron los hechos del 9 de Febrero de 1966”.
Dada en la Sala de Sesiones de la Cámara de diputados, Palacio del Congreso Nacional, en Santo Domingo de Guzmán, Distrito Nacional, capital de la República Dominicana, a los diez días del mes de enero del año dos mil doce; año 168 de la Independencia y 149 de la Restauración.
Se puede decir y agradecer al Congreso Nacional la aprobación de esta ley que honra a los mártires y los héroes del 9 de febrero de 1966. El Comité Permanente 9 de febrero de 1966 integrado por ex dirigentes estudiantiles de la Unión de Estudiantes Revolucionarios (UER), Grupo Fragua; Bloque Revolucionario Cristiano; Juventud Revolucionaria Cristiana; Frente Estudiantil Radical Revolucionario; y la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED), que estaban ahí el día del ametrallamiento logra un objetivo importante: garantizar la recordación del hecho y que el tiempo ni el olvido lo borren.
Es el mejor homenaje que se le puede rendir a los niños, niñas y jóvenes ametrallados cobardemente por exigir demandas educativas y patrióticas. Los mártires y los sobrevivientes de este acontecimiento viven y vivirán en los corazones de los dominicanos y las dominicanas de sentimientos nobles que aman la patria.