Por Rafael G. Santana
La llamada Compañía Dominicana de Teléfono (CODETEL) era una empresa eficiente en los servicios.
Sus propietarios criollos y extranjeros acuñaron “CODETEL PARA SERVIRLE”. Ciertamente, era así, esta empresa cumplía en el desempeño de sus funciones. Luego de una negociación la CODETEL fue transferida a otros capitales.
El último de estos propietarios, es Carlos Slim, un hombre de una historia negra y llena de corrupción en México. Lo primero que hizo Slim acompañado de un equipo de testaferros fue limpiar la casa. Una de sus primeras medidas consistió en asignar a un empleado el trabajo que hacían cincos con el mismo salario que tenía en la empresa anterior.
También, a los funcionarios que tenían de diez años en adelante no los liquidaban para no pagar las prestaciones laborales. Estos trabajadores por el hostigamiento que recibían optaron por renunciar y la empresa no les pagó las prestaciones.
El todo poderoso Slim tiene una amplia experiencia en acumular riquezas con base a la explotación de sus trabajadores, el tráfico de influencia y el beneficio de las relaciones políticas, partidarias y gubernamentales en México.
El presidente Carlos Salinas de Gortari y la cúpula del Partido Revolucionario Independiente (PRI) en el 1994 mediante la política de privatización entregaron las empresas gubernamentales a 12 multimillonarios incluyendo a Slim que pasó a ser el dueño y señor de las telecomunicaciones.
El periodista Andrés Oppenheimer, en su libro “México en la frontera del caos” describe el accionar de Slim. En efecto en la página 98 dice “el magnate de las telecomunicaciones, slip, que había ganado la licitación del gobierno para privatizar el monopolio nacional de teléfonos, apoyó la mención (se refiere a una reunión de doce multimillonarios de aportar cada uno 25 millones de dólares a la Campaña se Salinas).
En ese banquete celebrado en la casa de Antonio Ortiz Mena, se celebró el 23 de febrero de 1993.
Sigue diciendo Oppenheimer asistieron Emilio Azcarraga, conocido como “El tigre” y Desc rito por la revista Forbes como el hombre más rico de América Latina con un capital de 5.1 mil millones de dólares; seguido del denominado zar de las telecomunicaciones Carlos Slim (fortuna ANETA de 3.1 mil millones de dólares), el barón del cemento, Lorenzo Zambrano 2.0 mil millones de dólares; Bernardo Garza Sada, 2 mil millones de dólares; Jerónimo Arango, 1.1 mil millones de dólares; Ángel Lozada Gómez, 1.3 mil millones de dólares; Adrián Sada, mil millones de dólares; y Carlos Hank Rohn (se estima que este último su inmensa fortuna supera las fortunas de los más arriba señalados).
El presidente Salinas brindo a Slim grandes facilidades para opera Telmex, entre ellas aumentar las tarifa. Sobre el particular Oppenheimer dice en la página 103 del libro “poco después de que el monopolio gubernamental de teléfonos Telmex fuera vendido a Slim, quien había hecho una fortuna en bienes raíces y en la industria del cigarrillo, Salinas autorizó aumentos espectaculares en las tarifas telefónicas sin exigir mejoras correspondientes en el servicio de la empresa. En 1991, se permitió a Telmex aumentar las tarifas telefónicas en 247.4 por ciento, cuando los salarios aquel año sólo habían subido un 18 por ciento”.
El Slim de México tiene algo en común con el Slim de la República Dominicana: Tanto allá como aquí, lo primero que hizo fue gestionarse el apoyo gubernamental; reducir el personal, negar las prestaciones laborales, burlarse de los clientes aumentando a su antojo las tarifas y no brindar un servicio eficiente.
La gente se queja de que cuando llaman a CODETEL para reportar una avería, le responde una voz que dice “en tres días laborables” su solicitud será atendida. Eso no se cumple pasando en ocasiones 5 días laborables y hasta más con la agravante que los técnicos se presentan, “arreglar la avería” y a la media hora todo está igual, dañado y sin comunicación.
Quien escribe en estos días está pasando la de Caín y Abel porque en dos oportunidades notifiqué dos averías, los técnicos no aparecen y cuando les da las ganas llegan, revisan, dicen todo está corregido y a la media hora todo sigue dañado, es decir sin comunicación. Casando de esto me decidí a llamar en mi calidad d director del periódico digital e impreso universodeopiniòn.com a la oficina de Relaciones Públicas y me respondió una computadora con una voz femenina que decía “en este momento no estamos disponibles en la oficina, favor de dejarnos su mensaje, que en breve les responderemos” y mire usted todavía estoy a la espera de esa llamada de alguien de Relaciones Públicas. Cometí un error, me olvidé que el dueño era Slim y que CODETEL es para joder, no para servir.
Mi caso, es uno y deben existir otros donde el abuso indigna. El negocio de Slim no es servir, sino servirse de los altos precios de las tarifas, en particular de los celulares, la venta de tarjeta, Internet y otros servicios colaterales. El servicio casa por casa no deja grandes beneficios por eso se dan ese lujo de burlarse de los usuarios, y llegar al colmo de no descontar los días que no dan el servicio.
Quién o quienes podrán defendernos de Slim que debería responder por el proceso de privatización de las telecomunicaciones en México y el escándalo de las aportaciones de 25 millones de dólares hecho por cada empresario que sumaron 700 millones de dólares para la campaña de Salinas.