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TRAUMA DE LA PENSION POLICIAL

Por: Coronel Dr. José Fco. García Lara, P.N.    
Director Ejecutivo del Instituto de Dignidad Humana  (IDIH).                                                                                                 

Todo lo que empieza algún día termina y esta realidad no es ajena al oficio de policía, un día ingresamos a la institución y otro día salimos de ella por diferentes motivos; sin embargo, hay muchos policías que no se resignan a la idea de volver a ser ciudadanos comunes, titulares de todos los derechos fundamentales de que son acreedores y que les son suspendidos por su condición de ser miembros del cuerpo del orden.

Ingresamos a la policía por motivaciones distintas, entre estas, por vocación de servicio, por necesidades económicas, por tradición familiar, por motivos muy particulares, en fin, por múltiples causas. Pero lo cierto es que con el paso de los años nos acostumbramos y buscamos en la institución el área que más nos acomoda, unos somos jurídicos, otros se desempeñan en la investigación, un gran número de policías son  preventivos, y una buena parte se desarrollan en el ámbito administrativo, pero lo cierto es, que todos formamos parte de un gran equipo que tenemos como misión garantizar la seguridad ciudadana.

En otros países desde el mismo día que usted ingresa a la institución policial y siempre que no se produzca un imprevisto, sabe usted cuando se producirá su retiro, lo que permite  al miembro policial y a su familia prepararse para ese momento, de manera fundamental en el plano económico y emocional; sin embargo, en la República Dominicana y debido a nuestra debilidad institucional, no sabemos el día que acabaremos la carrera de policía.

La vida de un oficial policial está llena de incertidumbre, por eso muchos le tienen pánico a la pensión, al extremo que si un amigo le regala una camisa chacabana no la reciben con agrado porque interpretan que le están presagiando su pensión; hay otros que cuando tienen problemas de salud no van al hospital de la policía, prefieren pagar una clínica privada por temor a ser puesto en situación de retiro y otros que se tiñen el pelo y toman medicamentos cuando se acercan las fechas de la Independencia y Restauración de la República.

Recordamos que en el año noventa y seis en la jefatura del Mayor General José Anibal Sanz Jiminián y en ocasión que comandábamos el Departamento Especial de Menores de la Policía, visitamos la ciudad de Madrid, España, donde participamos en un seminario sobre violencia contra menores organizado por la Agencia Española de Cooperación Internacional. En este evento estaban allí representados los cuerpos de policías de todos los países de la Unión Europea, y una parte de Latinoamérica, tales como México, Argentina, Colombia, Uruguay y nosotros, nos llamó la atención el representante de Chipre quien nos dijo que en la policía de su país  el trabajo que realizaba resultaba odioso porque laboraba en el área de psicología y que de manera periódica tenía que hacer evaluaciones psicológicas al personal policial para determinar si estaban en condiciones de permanecer en la institución.

En la Policía Nacional existe un departamento de psicología, que debería jugar un papel más activo, realizando evaluaciones permanentes al personal policial y orientándolo para su mejor rendimiento, así como preparándole para cuando llegue el retiro este no sea traumático para él y su familia. También para orientar al personal en las relaciones de parejas y así contribuir a reducir la violencia intrafamiliar, los feminicidios y todo tipo de violencia contra la mujer.

Después del retiro y con la experiencia acumulada en la carrera policial podemos ser muy útiles a la sociedad en otros escenarios, porque el policía sin proponérselo es un profesional de la conducta social, la institución debe aprovechar en sus escuelas al personal pasivo para que le transmita sus experiencias a los jóvenes aspirantes a policía.

Queremos aprovechar esta entrega para decir, que en nuestro medio solo se destacan las malas actuaciones de algunos policías, sin embargo debemos decir que la institución puede exhibir con orgullo a miles de sus hijos, quienes han servido por décadas de manera digna y honorable a nuestra Nación,  como muestra de esto podemos citar los nombres de los generales retirados MIGUEL MATEO LOPEZ, CRECENCIO JAQUEZ HERNANDEZ, MARTINEZ HICIANO, ROMULO PEREZ MEDINA, POZO VELEZ, GANIMEDES RAMIREZ PEREZ, LUIS JOSE MEZQUITA, GABRIEL VALLEJO Y VALLEJO, JOSE RIJO, RAMON ANTONIO LOPEZ LEO, JOSE FELIX HERMIDA GONZALEZ, RAMON ALCIDES RODRIGUEZ ARIAS, MANUEL DE JESUS PEREZ SANCHEZ, entre muchos otros.

Así como la institución puede enorgullecerse de haber albergado en su seno a muchos oficiales generales, también podemos citar miles de oficiales superiores, subalternos, clases y alistados que son ejemplos de conducta ciudadana.

Con cierta frecuencia recordamos una expresión muy vieja en los cuarteles, que dice: “No se puede creer en amor de prostituta ni en amistad de guardia y policía”, en cuanto a esto último debemos decir que los años nos han enseñado que los policías somos una familia solidaria, que muchas veces nos enfrentamos por la competencia y los celos derivados del ejercicio del mando, pero que cuando retornamos a la vida ciudadana somos los mejores amigos.

Muchos oficiales cuando son puestos en retiro creen de manera errónea que todo ha terminado, sin embargo no se dan cuenta que con la experiencia acumulada en su ejercicio policial y al producirse la rehabilitación en la titularidad de sus derechos ciudadanos están en  condiciones óptimas para servirle a la patria desde otros escenarios, además, de poder enmendar en la medida de lo posible cualquier error que en el pasado hayan cometido.

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