Por Rafael G. Santana
SANTO DOMINGO:- Algunos generales y ex generales de la Policía Nacional conspiran contra el plan de seguridad Ciudadana del presidente de la República Danilo Medina.
Con esos fines se reúnen para planificar los que ellos llaman acciones de calentamiento consistente en desinformar e incluso ejecutar hechos de sangre que produzcan escándalos.
Estos seres desesperados que forman parte de la fuerza del mal no se detienen, sino que auspician actos violentos creando intranquilidad partiendo de que los mismos pueden provocar la destitución del jefe de la Policía Nacional Mayor General Manuel E. Castro Castillo. Este grupito se cree dueño de la policía y recurre a esta práctica malsana para pescar en rio revuelto e intentando influir en el presidente Danilo Medina.
Los intentos para lograr la destitución del Mayor General Castro Castillo han fracasado y fracasarán porque el primer mandatario sabe de las andanzas de este grupito y que persiguen que no es otra cosa que hacer colapsar la reforma policial y lo que es más criminal poner en peligro las vidas de personas inocentes que pueden caer en los lugares donde los delincuentes realizan asaltos y atracos.
La policía viene trabajando sin descanso combatiendo la criminalidad, la violencia, y el crimen organizado.
En la gestión del Mayor General Castro Castillo en lo que va de año las autoridades han sometido a los tribunales 72 mil 681 infractores de la ley, entre ellos más de 20 mil por robos y atracos. Estos datos dados a conocer por el Mayor General Castro Castillo, demuestran la eficiencia de este oficial capaz, responsable y transparente que con el apoyo del presidente Medina impulsa un nuevo modelo policial que permita tener un cuerpo policial profesional donde desaparezcan los clanes comprometidos con el crimen organizado.
Ciertamente, existe una conspiración contra el Mayor General Castro Castillo y la institución del orden.
El editorial de Diario Libre del lunes 3 de agosto titulado CONSPIRACION refleja el momento que vive la policía y por eso lo reproducimos a continuación.
El editorial es el siguiente: al momento en que se acerca el plazo para cambiar al jefe de la policía aumenta la delincuencia.
Esa es una jugada de regla en la policía nuestra, llena de generales aspirantes a jefes o a mejores posiciones con el nuevo jefe.
Es la razón por la que hay que reformar a la policía.
El presidente de la República no tiene la obligación de cambiar al jefe de la policía cada dos años como establece la ley, porque esa disposición fue declarada inconstitucional pero en la policía ha quedado la cultura de que a los dos años se cambia el jefe, y por eso el laborantismo que se observa.
Si el cambio fuera pacifico no pasara nada, pero es tradición en la policía que al saliente hay que calentarlo, no sólo para probar que hay que cambiarlo, sino para llamar la atención del Presidente. Un deterioro del orden público es un asunto muy serio para que presidente alguno pueda pasar por alto.
Cuando en la policía se cambie la estructura y dejen de existir los tantos generales y coroneles aspirando, tendremos una institución profesional al servicio de la comunidad.
Porque si fuese cierto que los casos sonados de los últimos días son obra de trabajos auspiciados por gente de la misma institución, entonces estamos frente a una conducta delictual que hay que arrancar de raíz de la policía.
No tienen importancia si el actual jefe es bueno o malo, porque se lo van a hacer de todas maneras. Lo malo es que sea de la misma institución que se conspire, sabiendo el que lo hace que recibirá la misma medicina cuando llegue a la jefatura. Eso hay que acabarlo.
Pido permiso a Alberto Amengual, para decir: Sea usted el jurado, y punto.
